jueves, 19 de julio de 2007

Tiempo Fuera

Cuántas veces pensamos: Que bueno poder parar todo ahora… Pero lamentablemente es imposible frenar el paso de los segundos. A pesar de todas las cosas que hayamos visto, leído o imaginado, el paso del tiempo es inevitable. Cada momento se convierte inmediatamente en un pasado reciente.
Muchas corrientes filosóficas han llegado a afirmar que no existe el “ahora”, ya que no es más que un pasado constante que no puede perdurar en su condición de actual. Es un mero instante efímero que desaparece antes de ser algo.
La manera más clara y gráfica de explicarlo es la siguiente:
Piensen un segundo en algo, y ahora dense cuenta de que ya desapareció. Imaginen la palabra “ahora”… ya está, ya pasó.
En contraposición, otros pensadores aseveran que todo es presente, porque es el único lugar -no físico- en el que se puede vivir, es en donde se desarrolla la vida. El antes es tan sólo un recuerdo, mientras que el futuro es simplemente una elucubración mental, a diferencia del ahora que lo es todo.
El tiempo ha sido objeto de discusión y debate a lo largo de toda la historia. Musa inspiradora de muchos artistas, motivo de desvelo de varios pensadores, y protagonista ignorado -en la mayoría de los casos- en la vida de todos (¿acaso quién puede evitarlo?)
El reloj es el dictador más grande de todos los “tiempos”: ha ganado guerras, quebrado relaciones de amor, eliminado esperanzas, terminando agonías y organizado cronológicamente la historia de la humanidad. Y finalmente, su último logro -al menos en este presente que deja de existir en el mismo instante en que nace-, ha cerrado este escrito, pues ya se me acabó el tiempo.

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