viernes, 18 de mayo de 2007

Dame fuego

Las vueltas que da la vida, el destino se burla de ti, cantaban unos sabios roqueros españoles. ¿Por qué digo esto? Paso a explicar…
Desde antaño, las civilizaciones más primitivas y rudimentarias utilizaron el fuego para comer (cociendo los alimentos), darse calor, y proveerse de luz. Esta última variante predominó en el tiempo hasta que algunos hombres se pusieron a pensar e inventaron la bombilla eléctrica (entre otros, Thomas Alva Edison).
Todo parecía ser más sencillo de esta manera: las noches no implicaban ya la idea de realizar tareas en la oscuridad ni tener que estar maniobrando artefactos de gas o kerosén peligrosos para iluminar. La gente se adaptó rápidamente a esta nueva era de la electricidad.
Sin embargo, no todo fue tan positivo: el hecho de que la gente se acostumbrara a la practicidad de la luz artificial provocó una dejadez, una holgazanería tal que a nadie se le ocurre hoy en día no contar con iluminación en cada rincón que la desee. Y el fuego, traicionado y envuelto en una cólera sin límites, se vengó por el desamparo producido por el ser humano:
Un incendio dejó a oscuras a miles de vecinos del Conurbano y la Capital
Y claro, que esperaban, millones de años siendo uno de los recursos más importantes del hombre, y de un día para el otro sólo sirve para hacer asaditos.
La gente, desesperada, esperando una solución desde sus hogares apagados. Y en el Cuartel de Bomberos nadie enterado del siniestro: claro, sin luz no suena la sirena. Y en la Comisaría no contesta nadie: por supuesto, el teléfono no funciona porque no hay luz, y para el caso se fueron todos a lo de Porota, la vecina de enfrente, que tiene grupo electrógeno e invita amablemente a los oficiales a ver el partido por TV.
El único que se enteró del suceso fue el Defensor del pueblo, pero se quedó parado en el cruce de Rivadavia y Acoyte, porque el semáforo nunca se ponía en verde (ni en amarillo, ni en rojo).
Más de ciento sesenta y ocho mil casas se quedaron sin luz, y el fuego, que antes servía para iluminar, ahora se tomaba revancha y dejaba a todos en la penumbra.
Por eso, insisto, el destino se burla de ti…

1 comentario:

Gastón Bourdieu dijo...

Muchas gracias David, espero que lo disfrutes.