Crédito
Salgo a caminar y donde quiera que veo gente, hay gente. A menudo ellos están solos y se los ve incómodos. Creo que no me equivoco si digo que la existencia del celular los tranquiliza, los conecta constantemente, al punto de poner en peligro de extinción a la soledad.
Pero lo cierto es que a la gente le gusta poder hablar con quien puede hablar y no soy quien para criticarlo. Pero hace una semana exactamente estaba yo en la parada de colectivo y escuche a unos amigos discutir, de manera tan absurda que tuve que transcribirlo:
Pedro- Ya es tarde, llamalo a ver si viene.
Marcos- Llamalo vos.
Pedro- Yo no tengo crédito.
M- Entonces yo tampoco.
P- Pero vos si tenés porque tu plan es libre.
M- Si vos no tenés entonces yo tampoco.
P- Entonces yo si tengo.
M- Llamalo entonces.
P- Por que, si vos también tenés crédito.
M- Si vos no lo llamabas porque no tenías crédito pero resulta que sí tenés, llamalo vos.
P- Yo dije que tenía para que vos tengas y lo llamés.
M- Al pedo, ahí está.
Juan- Que tal chicos, sorry que llegué tarde.
M- Podrías haber avisado no, boludo.
J- Es que no tengo crédito.
Eso fue todo, simple. Entenderán que los nombres los inventé.
Ahora me voy ya que llego tarde a una reunión y no tengo celular para avisarle a nadie